Desde hace unos días, suelo escuchar cada mañana el canto de los Mirlos que desde hace ya unos años suelen anidar en mi jardín. Y eso me ha hecho recordar una anécdota que me sucedió al poco de vivir en Navarrete.
Todos los días veía una pareja de mirlos, que después de haber estado sacando lombrices de mi huerto, se dirigían hacia los setos de uno de mis vecinos, así que supuse que allí tendrían su nido y, como por aquél entonces tenía mucho interés por fotografiar todo lo que para mi era nuevo, le pregunté a mi amiga si podría pasar a su casa para fotografiar el nido con sus polluelos y me dijo que si.
Todos los días veía una pareja de mirlos, que después de haber estado sacando lombrices de mi huerto, se dirigían hacia los setos de uno de mis vecinos, así que supuse que allí tendrían su nido y, como por aquél entonces tenía mucho interés por fotografiar todo lo que para mi era nuevo, le pregunté a mi amiga si podría pasar a su casa para fotografiar el nido con sus polluelos y me dijo que si.
Así que un día aparecí en su casa con mi cámara en mano y, desde el comedor, que queda a un altura superior al jardín pude ver a los polluelos ya grandes dentro del nido, y sin pensármelo dos veces cogí un taburete y salí al jardín dispuesta a fotografiarlos. Nada más que me subí en él, y me puse a fotografiarlos los dos padres que por allí merodeaban y me estaban observando se lanzaron en picado hacia mí, dispuestos a picarme, del susto me caí al suelo y a rastras y protegiéndome la cabeza con las manos salí de allí corriendo, ya que chillaban y me atacaban como locos. No veáis como defendieron sus nido, como se suele decir "con uñas y con dientes". Jamás me había visto en una situación así, y además es que ni me lo esperaba
Todo esto me ha hecho recordar este vídeo que por aquél entonces también filmé. Un día escuché a este Mirlo que piaba y chillaba de una forma especial, y por ese detalle me llamó mucho la atención, en un principio no sabía el por qué lo hacía y me extrañó la forma en la que lo hacía, iba de arriba a bajo, se le veía muy nervioso, por ese motivo hice la filmación. Fue después, cuando dejé de filmar, cuando me dí cuenta de que muy cerca y escondido tras una maceta había un gato callejero. Seguramente sabía que entre los setos había un nido repleto de polluelos, y se los quería zampar, pero el Mirlo con sus gritos consiguió alejarlo del nido.
Increíble relato !! Yo hubiera hecho lo mismo y me hubieran atacado también, porque nunca hubiera pensado que los Mirlos atacasen a las personas por defender a los polluelos.
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