Hace unos días, cuando todavía me encontraba en la cama, escuchaba cómo un mirlo piaba. La verdad es que me extrañaba, ya que era muy pronto, y además lo hacía de una forma muy fuerte, que hasta ese día no había escuchado. Pero también pensé que era debido a que ya habíamos entrado en la primavera.
Cuando por fin me levanté y me asomé al balcón lo vi que iba revoloteando, y cargado de lombrices en su pico. Yo sabía que habían hecho un nido en mis setos, pero lo extraño era que esta vez en lugar de dirigirse a los setos, iba de la barandilla de mi vecina, a mi carpa.
Me asomé más, ya que no dejaba de chillar y se le veía muy alterado. Entonces descubrí a una de sus crías, que posiblemente se había caído del nido, dando saltos por mi jardín, y a mis dos gatos tras ella.
Salí corriendo, y conseguí que mis gatos no le hiciesen nada, la pobre salió corriendo y se escondió entre los setos.
Una cosa que si que he observado, es que los mirlos no abandonan a sus polluelos, ellos siguen alimentando a sus crías aunque ya no estén en el nido, y también he observado que son muy buenos padres, pues las defienden contra los ataques de otros animales, y también de algún humano. Lo digo por experiencia.